LA GRAN VÍA


Al poco tiempo de haber iniciado sus actividades, tuve la oportunidad de visitar el Taller Julio Ruelas en la ciudad de Zacatecas. Me llamó la atención la modestia de sus instalaciones, situación entendible por el poco apoyo económico que este proyecto recibía de las autoridades culturales. Esto nunca hizo disminuir la actividad y el entusiasmo del pequeño grupo de jóvenes que ahí aprendían en la acción y en la crítica colectiva el oficio del grabado. Los tórculos existían sólo gracias a la generosidad del pintor Ismael Guardado. Los materiales tradicionales que se usan para grabar son caros: láminas de cobre, sofisticados papeles importados, instrumentos y tintas, sin embargo la producción era copiosa cuando no alcanzaba para el cobre se usaban láminas de fierro o cartones, las tintas se limitaban a dos o tres colores, se imprimía muchas veces en el papel de estraza, etc…Los resultados eran sorprendentes en relación a los métodos usados. La experimentación y la invención de nuevos métodos era indispensable.

Ahí conocí obras de Nava, de Mónica, de Nacho y otros más, pero desde ese momento me llamó la atención la obra de Ignacio Vera Ponce de quién he seguido su trayectoria. Alguna vez hemos exhibido juntos como en la colectiva de pintores zacatecanos en la Michigan Gallery de Detroit en 1989. Ahora acabo de ver la exposición Ignacio Vera Ponce: La Gran Vía, que presentó en el Museo Goitia de Zacatecas y actualmente en la Galería del Seminario de Cultura Mexicana en la Ciudad de México. Dicha obra la integran 20 gráficas realizadas entre 1994 y 1996.

Al visitar esta muestra la primera impresión que recibe el espectador es de estar ante una serie de relieves policromados y la sorpresa empieza al observar que estas obras podríamos clasificarlas como grabados, que es obra gráfica; es decir que previamente existe una placa o molde sobre la que se coloca la tinta y luego un papel húmedo que se presiona sobre este para lograr la impresión de la forma y el color. Pero en este caso no se trata de pequeñas incisiones en un plano sino como ya dije de verdaderos alto relieves a tal grado que para su presentación es inevitable usar cajas. No olvidemos que la caja es en sí una modalidad elegida por importantes artistas del arte contemporáneo.

Para lograr estas obras Ignacio Vera ha tenido que inventar una compleja técnica: Las planchas (moldes) son variadas y combinadas, maderas ahuecadas, yesos, grabados en metal, aguas tintas y fuertes, etc…y los papeles según su propia confesión son reciclados y enriquecidos con mezclas de fibras, con cualquier fibra pero especialmente son notorias las huellas de magueyes y nopales, que en sí juegan un rol importante por su uso estético.

Para producir una obra de arte, quien la realiza debe poseer un magnífico oficio, todo creador debe inventar su propia manera de trabajar, sus materiales, ser un maestro de su propio oficio. Esta condición Ignacio Vera la cumple ampliamente, gracias a su gran inventiva y riqueza de recursos, indudablemente siendo fiel a su paso por el Taller Ruelas, buscar y lograr un resultado óptimo a base de trabajo e imaginación.

Formalmente las obras de Vera pertenecen al mundo de lo abstracto, es decir su principal intento está en el mundo de la estética. La composición, la mancha, el color, no corresponden a obras que imitan la apariencia de la naturaleza sino que pretenden ser naturaleza en sí mismas. Esta cualidad está acentuada con la inserción de fragmentos tomados de la realidad, como pueden ser el constante uso de espinas, o elementos del cuerpo humano, moldes de cosas que existen. Si dije que son obras abstractas, hay que entender este término en su significado inicial: arte de lo real.

Con todos los elementos mencionados, estas obras nos transmiten una emoción estética cargada de dramatismo y son seguramente sólo un fragmento de la Gran Vía que es y será el propio caminar de Ignacio Vera por los senderos del arte.

Manuel Felguérez

Septiembre de 1996.